martes, abril 17, 2007

Cuando no puedes dejar de mirar a alguien


Esperaba en la puerta. No tenía prisa.

Camarero:- Señora ya puede pasar.

Candela se volvió con tranquilidad, con seguridad, llenando el espacio que tenía. Se sentó en la mesa del bar y pidió con una tremenda sonrisa una tónica, una ensalada y una tapita de pechuga de pollo bien hecha.

Candela rondará los ochenta y largos. Pelo cano, algo ondulado, impecable y con peinado propio, nada de peluquería.
Su rostro muestra la vida vivida, plagada de curvas. Tiene los ojos hundidos, ese hundir que marca la edad, y potencia el irrefrenable crecimiento de la nariz y orejas.
La miro, no puedo dejar de observarla. Transmite tanta paz y serenidad...
Candela lleva vestido negro, medias, zapatos y abrigo negros. Ha tenido que amar mucho. Me fijo en sus piernas. Son bonitas, delgadas y estilizadas. Pienso en lo hermosa que ha debido ser en su juventud.

El camarero le trae lo que ha pedido. Tranquilamente se dispone a almorzar. No tiene prisa, no le incomoda estar sola. Es, está, ahí, en ese momento. Me hace gracia descubrir que está almorzando con una bolsa entre las rodillas. Me pregunto que guarda ahí... ¿qué es tan importante que no puede dejar sobre la mesa? ¿qué no puede permitise perder?...¿el dinero? ¿alguna carta antigua de su amor? ¿la foto de él? ¿la foto de ella?...

Mientras almuerza observa las mesas de su alrededor.
Nuestras miradas se encuentran y me sonríe con los ojos. Parpadea lentamente y me permite mirarla. Le sonrío. Durante unos segundos nos observamos. Está claro que nos caemos bien.

Pienso en lo triste que me sentiría de llegar a su edad y estar en un bar comiendo sola. Pienso en lo aburrida que sería mi vida, en lo vacía y carente de significado. Vuelvo a mirarla a los ojos.
Me doy cuenta de que ella no se siente mal, ni desgraciada por estar sola, ni piensa que su vida carece de significado. Está disfrutando de su comida, de las personas que la rodean, de su estado interior de paz y tranquilidad. Está, sin más.

Siento un enorme respeto y cariño por esa mujer que no conozco pero que me invita a observarla. Tiene algo que atrae, que engancha, me agrada tanto mirarla...
Probablemente la vida es lo que cada una decide que sea. Ojalá algún día mi rostro transmita algo parecido a lo que Candela me transmitió a mi el otro día.

Me marché. Me despidió con la mirada.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Te sentiras como ella algun día, solo sigue el rumbo de tu vida y sentiete satisfecha de lo que haces intentando no hacer daño a los demas.

Muchos besos

1:28 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Plas plas plas... me encanta la gente así, como Candela... y me encanta tu manera de contarlo... Sí señora...

1:28 p. m.  
Blogger Laurópata said...

Anónim@: Ojalá algún día tenga la mirada que tenía ella, ojalá me resultara fácil seguir mi rumbo. Lo que sí sé es que siempre intento no hacerle daño a l@s demás...
Izel: Asias, asias mil.

10:33 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si es bonito llegar a la paz interior y el bienestar, pero seguro que si desde el otro lado de la mesa alguien amado te devuelve esa mirada, mucho mejor.

besos a laura

3:01 p. m.  
Blogger Greta said...

Detrás de cada una de las personas desconocidas que nos cruzamos cada día hay una historia y algunas miradas o actitudes nos hacen ver que esas historias sin duda son apasionantes. Un besito!!!

8:00 p. m.  
Blogger a morriña de Shaila said...

hay muchas historias detrás de cada persona.
pd.preciosa foto

1:16 p. m.  
Blogger Laurópata said...

Jezabel: Totalmente de acuerdo contigo...cuando esa mirada te la devuelve alguien amado y amada...
Greta:Nos debemos cruzar a diario con cientos de personas maravillosas, con sus historias, sus miradas... Da pena no conocerl@s a tod@s verdad¿?
A morrina de shaila: Sí, muchas, las personas somos micro universos. La foto es preciosa, y por desgracia no es mía. Tengo que coger la buena costumbre de decir la autora/autor

1:15 a. m.  

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