
Se sentía perdida. No sabía hacia que dirección tomar, las manos le temblaban, el resto del cuerpo también. Cruzar, dirigirse hacia otro lugar se le hacía un mundo. Un mundo de dudas, de miedos, de inseguridades. El otro lado carecía de guía, de rumbo... El resto del mundo pasaba junto a ella sin percatarse de su angustia, de su desesperación. Finalmente se decidió. Cruzó al otro lado, no sin miedo, no sin dudas. Una vez allí el miedo se volvió más fuerte. Allí no existía nada conocido, todo era desconocido e inquietante.
Por fin lo encontró... Una gran sonrisa inundó su rostro. Besó y fué besada.
La vi a través de la ventanilla del coche. La pude observar el tiempo que dura un semáforo en rojo. Ella era ciega, él también.
Me he sentido tan afortunada de poder "ver" esa escena...
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No puedo imaginarme lo que es una separación con niñ@s por medio...
Esto se hace tan cuesta arriba...
4 Comments:
Precioso relato. Sublime.
Saludos
hermoso post.pero un poco triste también. espero que estés bien. mua
Goldfinger: Gracias por tus alagos.
Duncan: Estamos, desnatada, pero estamos. Un besazo
hacia tiempo que no entraba en tu blog, me estoy poniendo al dia,mucho tiempo sin internet.. me ha encantado esa historia...bonita pero triste, como muchas otras cosas..Espero que estes mejor ;) Un beso muy grande
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